Monday 13 June 2011

7. El caso vocativo en el español actual

O, al menos, en el idiolecto de la Mari, mi queridísima abuela materna.

Vayamos por partes. ¿Ninguno os acordáis bien de aquellas lecciones magistrales y soporíferas de latín en 2° de BUP, no? Hombre, al menos tendréis que acordaros de que sí que disteis latín en ese curso, porque era obligatorio, aunque no os acordéis de nada más. En cualquier caso, para refrescaros la memoria, consideremos la siguiente oración:

(1) Mater  filium amat
     madre  hijo    ama
     'La madre ama al hijo'

En latín, los nombres, entre otros, llevan un sufijo especial (a veces nulo) dependiendo de la función gramatical de la frase nominal. En el ejemplo de (1), la frase nominal mater está en caso nominativo, porque está en la función de sujeto, y filium está en caso acusativo, al desempeñar la función de objeto directo.

En latín existían varios casos, pero el más curioso de todos, a mi entender, era el caso vocativo. No me negaréis que los ejemplos no os han parecido siempre graciosillos:

(2)  O    dii       imortalis!
       Oh  dioses inmortales
      '¡Oh, dioses inmortales!'

La frase en función vocativa, en este caso, dii imortalis, está ahí para señalar a la persona o personas (ser o seres, en este caso) a las que se dirige el hablante. Pues bien, mi tesis es que mi abuela distingue el caso vocativo. Esto se me ocurrió hace un rato mientras escribía el post anterior, cuando os conté eso de que mi queridísima abuela folclórica siempre me dice eso de "Tú, Luisi, ni la primera ni la última". Es ese "Luisi" el que llamó mi atención. Y es que mi abuela sólo usa "Luisi" en función vocativa. Por ejemplo,

(3)  a. Luisi, ayúdame a levantarme de este sillón que me está matando la pierna
       b. Luisi, ayúdame a sentarme en este sillón que me está matando la pierna

Si ella quisiera utilizar mi nombre en función de sujeto u objeto directo, no sería normal que utilizara "Luisi". Así, los siguientes ejemplos son agramaticales en la lengua de mi abuela (el asterisco indica que la oración que sigue no es una oración posible en la lengua en cuestión):

(4)  a. *Me ha dicho Luisi que llamó la Sina (esa es mi madre en este idiolecto) por teléfono
      b. *Mira a ver si la Luisi trajo las patatas o no

Yo pienso que en el idiolecto de mi abuela, la declinación de mi nonbre es de la siguiente manera:

(5)  Nominativo: Luisa
      Vocativo: Luisi
      Acusativo: Lalu
      Genitivo: Luisona mía

Más evidencia de que para mi abuela la función vocativa es especial es que cuando quiere llamarnos a algunos de los primos, no atina:

(6)  Pepe, digo Mamen, digo Ana, ay, que no me sale... Luisi, coño, ven aquí

Pero este problema no le afecta cuando se trata de otra función gramatical. Por ejemplo, no tiene ningún problema en decir de carrerilla:

(7) a.  Dile a Pepe que deje de tocar la batería de una vez que me está dejando más sorda de lo que ya   estoy
     b. Cuando veas a la Anita, le dices que ya está bien de tanta duda, que o viene a comer hoy o no. Que se me está pasando la sopa.

Anda, que no podéis quejaros hoy, que estoy poniendo esa rama de la lingüística que podríamos llamar "lingüística folclórica" al servicio de vuestro conocimiento de una manera sabia pero entretenida, ¿eh?

2 comments:

  1. Este me he encantado, Luisi...;-)

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  2. ¡Singular el caso de tu abuela!, y más vocación es el talento de la nieta que distinguió el vocativo en nuestro español. Oh Lusi, te contaré que ahora estudio Latín en Rumanía, y llegando con mis complementos circunstanciales, en directo me dí cuenta del caso en que se encontraba mi educación; primero ese hueco lingüístico lo pensé propio, mas luego pasado un tiempo cuando viaje por España, me vino más al caso cavilar que cómo en Jalisco el Latín nunca fue obligatorio en ningún nivel educativo, y de complementos sólo se habló hasta la primaria,las declinaciones nos las hice con nombre durante muchos años, hasta que vine a dar a Timisoara pude precisar que sí hay pocos maestros que al mentar gramáticas entienden en que caso deben dar su explicación para vislumbrar la complejidad de la simpleza en el habla cotidiana. ¡Gracias por el folclor, sí así llamas a la creatividad!

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